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Belvís

Belvís
Seminario Menor de la Asunción - Santiago

sábado, 30 de junio de 2012

FIN DO CURSO


Parece que as quenturas deste empezado verán ,tarda en mandarnos un tempo propio para dármonos un remollo nas espléndidas praias ,leváronnos os ánimos de expresarnos por escrito. O tempo do merecido descanso volveránolos a traer para comezar o novo curso con ánimos multiplicados de comunicación.
De todos os correos que a diario nos chegan hai un que me conmoveu polo realismo e sinceridade que manifesta quen así se expresa. Os que botamos tantos anos adicándonos ao ensino e que nos sentimos orgullosos cada vez que algún dos nosos alumnos nos recoñece e nos saúda con afecto, despois de pasar tantos anos que nos fai difícil recoñecelos, sentímonos retratados nas reflexións que fai esa mestra. Sirva de homenaxe a tantos bos mestres/as educadores que teñen que soportar os tópicos que circulan inxuriando aos funcionarios en xeral sen distinguir aos que cumpren dos frescos e tarambainas que,por desgraza, existen en todos os grupos.

Pois que mañá gañe a selección e nos de unha boa noticia. Como o mes que entra aínda será hábil a todos os efectos ao mellor anímome a escribir algo pero se así non fose que teñades todos un verán venturoso como aqueles de cando eramos novos.

Esa é a carta. ¿Que vos parece?


DERECHOS, QUE NO PRIVILEGIOS
Según el Diccionario de uso del español de María Moliner, privilegio es la
excepción de una obligación, o posibilidad de hacer o tener algo que a los
demás les está prohibido o vedado, que tiene una persona por una
circunstancia propia o por concesión de un superior. Por el contrario
derecho es la circunstancia de poder exigir una cosa porque es justa.

Soy funcionaria, me dedico a la docencia y trabajo en un instituto de
educación secundaria, en este país. Y no, yo no tengo privilegios.

El sueldo que cobro es un derecho que me gano honradamente con mi trabajo.
Está regulado por un convenio en el que participan y firman todas las partes
interesadas. Es transparente, cualquier ciudadano puede saber lo que cobro.
Hacienda conoce perfectamente mis ingresos, en mi declaración no cabe el
fraude ni la picaresca. Mis ahorros, pocos, están en entidades bancarias
completamente controladas por el estado, y no en paraísos fiscales. Me
levanto todas las mañanas a las seis y media para ir a trabajar. Cuando
regreso estoy cansada, porque, aunque no lo parezca, este oficio es
agotador. Diariamente doy cuenta de mi trabajo primero a mis alumnos y por
supuesto a sus padres, luego a mi director y si es preciso al inspector de
mi zona, porque yo sí tengo jefes.

Obtuve mi puesto de trabajo aprobando una oposición, que por si alguien no
lo sabe, es una prueba muy dura, y no hubo "enchufismos" de ninguna clase.

Si tengo que ir a trabajar en coche, el vehículo es propio y pago la
gasolina, yo no tengo coche oficial ni chófer. Si he de quedarme a comer, me
pago la comida, yo no cobro dietas. El café y el almuerzo corren por mi
cuenta, y hasta los bolígrafos rojos que gasto para corregir los ejercicios
de mis alumnos, los compro con mi dinero. Los libros de texto y de lectura
que necesito para trabajar, de momento, nos los ceden, gratuitamente las
editoriales, tampoco les cuestan un euro a la Administración.

No, yo no tengo privilegios. Alguien podría pensar que disfruto de un mes de
vacaciones más que el resto de mortales. Pero durante el curso escolar
trabajo prácticamente todos los domingos, y cuando no trabajo en domingo es
porque lo he hecho en sábado. Si cuentan todos estos días, verán que suman
más de 31, que son los que tiene el mes de julio.

Cuando llevo a mis alumnos de excursión o de viaje, les dedico las 24 horas,
dejando a mis hijos y a mi familia.

No, yo no tengo privilegios. Y sin embargo me siento privilegiada. Sí, me
siento privilegiada porque considero que mi trabajo es muy importante y
valioso y realizo un servicio social. Me siento privilegiada cuando veo
crecer y madurar a mis alumnos, los veo superar sus dificultades y aprender,
y yo estoy ahí ayudándoles, aunque solo sea un poquito. Me siento
privilegiada cuando mis alumnos me saludan por la calle, casi siempre con
una sonrisa y cuando hablo con sus padres con la cordialidad propia de
quienes comparten objetivos. Me siento privilegiada cuando encuentro a
antiguos alumnos y me hablan de sus vidas, de sus éxitos y sus proyectos. Y
sobre todo me siento privilegiada porque trabajo rodeada de extraordinarios
profesionales que se dejan la piel día a día para llevar a buen puerto esta
nave que la Administración se empeña en hacer zozobrar.

Sí, estos son mis privilegios, pero puedo asegurarles que no le cuestan ni
un euro al contribuyente.

Con todo, no crean que quiero ponerme medallas, nada más lejos. En el fondo, solo cumplo con mis obligaciones. Pero es importante no confundir derechos con privilegios.

Los recortes en Sanidad y Educación, son recortes en derechos y no en
privilegios. Que no os confundan. No veáis enemigos donde hay amigos, ni
verdugos donde hay víctimas como vosotros. Confundir es un arma del poder
para camuflar al verdadero culpable.

Con todo lo que está cayendo sobre los docentes, lo que más me duele no es
la pérdida de poder adquisitivo, sino el menoscabo moral al que se nos está
sometiendo. Solo pido a la sociedad, respeto.

A los políticos, honestidad, porque muchos han olvidado el significado de
esa palabra, si es que lo conocieron alguna vez. También les pido valentía,
porque pisotear al débil es de cobardes. Los culpables de esta crisis son
mucho más poderosos que nosotros y sí tienen privilegios, que lo paguen
ellos.

Por la dignidad del docente, que es lo que no nos pueden quitar.”

Un saúdo para todos. Queda escrito.Rafael

1 comentario:

  1. Pues, simple y llanamente, me parece un relato espléndido. En él,su autos, va dejando detalles incuestionables en los que achaca a los verdaderos culpables de esta crisis que nos ahoga: los poderosos. Ellos son y, solo ellos, los verdaderos artífices de esta situación.El resto de los mortales, ( docentes o no )somos las víctimas propiciatorias de sus desaguisados. Nosotros vamos componiendo las piezas rotas, para, cuando de nuevo vuelva a relucir esa vajilla, una y otra vez,vuelvan a romperla, los que se llaman salvadores de patrias.
    Un saludo, Rafael.
    Antonio Puertas

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