Benvidos


Belvís

Belvís
Seminario Menor de la Asunción - Santiago

sábado, 2 de marzo de 2013


  • JUECES Y SISTEMA

        Acabo de leer la muy interesante reflexión que hace Amboage respecto del papel de los jueces en la actual coyuntura, con unas preguntas muy concretas y también muy difíciles de responder. 
        No soy ni fui juez, pero si he convivido durante mas de cuarenta años con ellos por razón del trabajo que me tocó desempeñar en la administración de justicia y, quizá los últimos veinticinco años, con una relación podríamos decir, mas "intima" y abierta con magistrados de la Audiencia Provincial, es decir, viendo en muchos casos no solo la resolución dictada, sino comentando  con ellos el por que de la misma, dándome cuenta que el llamado poder judicial no puede salir de los carriles marcados y el que osa hacerlo se puede encontrar, tal como están las cosas, expulsado de la carrera. Hay ejemplos en los últimos tiempos esclarecedores, como el juez Calamita que quería aplicar la norma tal como entendía mejor para la victima, que era el niño, o el juez de Sevilla que fue expulsado por criticar la actual ley de violencia, que, efectivamente, por mucho que digan las estadísticas  es un coladero de divorcios sin tener que pasar por los tramites normales. Es decir, rápida y gratuita. ¿se puede pedir mas?. Por eso no es extraño que ante esas "ventajas" las señoras, aconsejadas por sus abogados, no les importe exagerar un poco las cosas, aun a riesgo de meter al marido en un berenjenal penal. Por supuesto, que dicho lo anterior, no me refiero a los casos en que, verdaderamente, hay maltrato físico o psicológico real.
        Es decir que el juez, en el sistema vigente tiene que juzgar en base a lo que aparece en los autos, "lo que no está en los autos no está en el mundo" dice el brocardo jurídico.  El juez ve lo que  dice la demanda, las pruebas aportadas, lo que la parte demandada contesta y resuelve lo que en conciencia estima justo.
         Pero, amigo Amboage, ahí entra en escena alguien de vital importancia y del que pocas veces se habla y es el papel del abogado. No una ni dos, sino bastante veces mas, me confesaban magistrados cuando iban a dictar sentencia, su impotencia al respecto. Es decir, ellos veían claro quien tenia razón, pero la actuación del abogado, bien por acción o por omisión, les impedía dictar la sentencia que ellos estimaban justa, porque las pruebas que obraban en los autos no eran suficientes o porque no habían desvirtuado las que la otra parte presentó. Normalmente, ellos intentaban salvar la pobre actuación del letrado, solicitando las llamadas "diligencias finales", pero, a veces, la metedura de pata era tan grande, que no podían hacer nada.
         Porque, por lo menos aquí en Málaga y me imagino que en otras partes pasará algo parecido, parece que algunos abogados (por supuesto no los llamados "pata negra") entienden que la defensa es simplemente argumentar y, muchas veces, en vez de en términos jurídicos lo hacen en términos políticos o casi y, mientras, esa prueba que podría darle la razón, no es presentada, o peor, se hace su aportación fuera del plazo marcado por la ley para ello, por lo que no se admite, lógicamente.
             Y, como tu dices muy bien, cuando entran en escena  abogados "pata negra" que se conocen al dedillo la ley y, sobre todo, el proceso, encuentran esos "fallos técnicos" por parte del Juzgado, suficientes para anular las actuaciones.
          En fin, amigo Andrés, que en la judicatura hay de todo como en todas partes, buenísimas personas e h. de la gran p.. Sin embargo creo que no son los jueces los llamados a exponer por su cuenta y riesgo las soluciones a la crisis. Y, en términos estrictamente judiciales, pienso que la ley, tal como hoy está, da muchas posibilidades para bandear esa crisis. Pero, claro, eso lo tienen que plantear los justiciables y en su nombre, sus abogados.
              Un abrazo para todos desde Málaga, donde, por cierto, estamos pasando unos días de invierno como por Santiago en nuestros buenos tiempos.

MIGUEL ANGEL DOVAL
        

1 comentario:

  1. Por todo, Miguel Angel, mi juez favorito es Su Señoría ESTELA SAN JOSÉ, de Lugo. A esta Señora se le debería hacer un gran monumento en su honor; ella es un adalid valiente y honesta que no se deja amedrentar cuando afronta un asunto, y caiga quien caiga.
    Un abrazo, amigo, desde tu Galicia
    Antonio Puertas

    ResponderEliminar