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Belvís

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Seminario Menor de la Asunción - Santiago

domingo, 8 de septiembre de 2013

PARA NUESTRA SALUD DEMOCRÁTICA
No me propongo hoy hacer un recetario completo de condiciones para la regeneración del funcionamiento de los partidos políticos o aportar principios para  el mejor encaje de las instituciones en una sociedad más participativa y fiscalizadora de su actividad. Ya hay mucho escrito sobre ello y se escribirá más cuando se acerquen las próximas elecciones. Lo que intentaré fundamentalmente es dar argumentos para sacar el acceso a la representación parlamentaria del marketing en que se mueve (que  explica en buena medida la corrupción que tanto nos escandaliza en los últimos meses) y establecer unas condiciones mínimas de ética y responsabilidad social de los aspirantes a la función política.
El caso “Bárcenas” evidencia la mentalidad caciquil de la cúpula del  PP (pero es observable-dentro de las posibilidades respectivas-en el resto de los staff o por mejor decir: “cúpulas”) donde el “Yo me lo guiso, yo me lo como” resulta un criterio de  aplicación práctica obvia. Nosotros somos “los buenos”, “los salvadores” y, como tales, nos merecemos cuanto nos pida el cuerpo, sea en comilonas, en sobresueldos o privilegios de todo tipo. Es, por supuesto, un mal-además de un craso error de concepto que hay que corregir con normas y cambios actitudinales que requerirán más reflexión. Pero lo que me parece urgente y de más inmediata reparación es acabar con la corrupción que acompaña a la financiación de los partidos y al modo en que “se venden” a los electores. Si se compran favores-o cabe la posibilidad de que suceda-a cambio de generosas contribuciones a las “campañas” de los que deberían crear cauces de participación ciudadana, estamos propiciando, por una parte, no solo la distorsión del principio de la libre competencia ante a las administraciones públicas( en clara contradicción con una norma básica capitalista) y ocasionando el sobreprecio artificioso de los servicios que se les prestan sino , además, consentimos que-lejos de ser los partidos expresión de “la voluntad popular”-devengan un producto de mercado como si de vender coches o papel higiénico se tratara. Los partidos nos tienen que convencer con argumentos, no con “juegos de seducción”. Obliguémosles a que se expliquen desde los medios públicos en debates abiertos, pedagógicos; en pie de igualdad; y prohibamos las costosísimas campañas “de papel e imagen”. Cada renovación del parlamento debe ser una confrontación nueva, una partida de cero-no una salida con ventaja preestablecida. Los partidos percibirán-para el sostenimiento de su burocracia y capacidad de concienciación-una cuota, por ley, proporcional al número de votos obtenidos en las urnas, pero nada más.  El sueldo de los parlamentarios será el doble, el triple o el cuádruple del  medio nacional-dependiendo de la importancia de la función que desempeñen. Si el país va mal (por aquello de la corresponsabilidad), los sueldos suyos se afectarán en la misma proporción que aquella media. El que quiera más-si se lo consentimos-que lo busque fuera de lo que debe ser un servicio a la Comunidad (es tema para otro artículo). Después de dos legislaturas seguidas-como máximo-tendrá que recuperar el puesto laboral que haya ejercido antes de ocupar su puesto de diputado-previo un análisis de su responsabilidad social por parte de ciudadanos especializados y/o capacitados, independientes, elegidos por sorteo entre estos y convocados ad hoc-es decir: para determinar si por ignorancia, por aprovecharse del cargo, por mala gestión,  por prevaricar o caer en algún tipo de corrupción, causó algún daño al bien común. Los funcionarios ligados a su gestión podrán ser examinados y sancionados-incluyendo la expulsión-si obraron en contra de su estatuto o consintieron el anómalo comportamiento de sus jefes temporales. Los afectados por las decisiones de unos y otros podrán aportar pruebas y argumentos al Tribunal Popular, el cual tendrá la facultad de sancionar la mala fe de estos si la hubiere.
Son ideas para la reflexión, para el retoque o la sustitución, que no tienen otro objeto que concienciar e impulsar la movilización ciudadana. 

Hacía más tiempo del que creía que no entraba en el blog. Me sumo a los deseos de pronto restablecimiento de mi tocayo, a los deseos de éxito para Puertas y a la gratitud por las aportaciones de Rafael. No creo que pueda estar en la convivencia cuando la convoquéis pero la seguiré aquí con el interés de siempre.Andrés L. Amboage


1 comentario:

  1. Dioloqueira, aínda que El, non tome parte.
    Unha aperta, Andrés.
    Saúdos
    Antonio

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