LA TEMPESTAD

Una noche negra teñida de blanco, 

una dama fría se adentró por mi cuarto,

cruzando el ventanal sin ningún atranco

…mirada perdida y cabello de esparto.

Una noche negra, con el viento, gemían

unas voces sordas marcando sus pasos,

y, por medio de estruendos, los rayos partían

el globo del mundo, temblando en espasmos.

Las sombras pasaban y los cielos ardían 

con las tempestades de truenos y rayos,

y, los firmamentos, cerraban y abrían

el trono a la luna, con monstruos lacayos. 

Se moría la tierra anegada de espanto,

rompiendo en pedazos el cielo quebrado,

y oyéndose pasos por todo mi cuarto

 de sombras que andaban por todo el fallado. 

Las estrellas del cielo, allá por los altos,

cincelaban la noche en medio de un charco,

trotando corceles, aceros y mantos,

a la luz del rayo por su viejo marco.

Pedruscos helados quebraron la calma

cobijada en el cielo donde se amasa

el sueño del campo, dormido en su alma,

para huir a la mar buscando su casa.

La dama se fue al abrir mi ventana,

y, al cantar el jilguero el canto del alba,

sonó por el pueblo la vieja campana,

por aquel nuevo día de azules y  malva.

Antonio Puertas.