Meus queridos amigos:
Hai pouco pasou a mellor vida o noso profesor de Historia D. Manuel
Vázquez González. Domesticamente coñeciámolo por ”Platero”.
Ignoro a razón deste sobrenome ou alcume. Deséxolle o mellor que
lle podemos desexar aos que se foron. Foi mordomo en Sanmartiño
Pinario. Era o experto en finanzas. Contábanos con fruición que un
dos meirandes praceres que a vida lle daba era cando tiña que vir á
Coruña a cobrar as becas do PIO (Padroado de Igualdade de
Oportunidades).A partir de 1963 tiñamos moitos esas becas que
pagaban libros,pensión e ao final do curso aínda nos daban, ao
principio 2.000 pesetas,cando marchabamos de vacacións.
Pois el
cando viña á Coruña comía nun restaurante que había na Mariña
unha cazola de pescada coa súa salsa e pataquiñas mentres o señor
do burro e o órgano de manivela interpretaba uns pasodobres xitanos.
Un pracer grande que a vida lle outorgaba segundo el nos contaba.
Tempos aqueles que viven
na nosa memoria que é un tesouro propio e intransferible. Pois
ademais de tributarlle esta homenaxe teño que tamén manifestarvos
que hoxe todo o que andou polo mundo e deixou constancia e difícil
no encontralo na rede. Encontrei a lección nove da Historia da
Lingua Española que nos dou en terceiro D. Alexandre Blanco Carou.
Un namorado da Universidade de Oxford: Universitas universitatis.
Pois esa
lección,imprescindible para aprobar a materia, había que sabela de
memoria. No exame final,oral,facíache varias preguntas pero se lle
quedaba algunha dúbida había que recitarlle a lección nove. Non
sobraba nin faltaba nada. Tiña que ser “ad pedem literae”de
punta a rabo. Eu aínda hoxe me acordo de parte dela. Supoño que
igual vos pasará a moitos. Dese truco,entrecomiollándoa, foi do que
me valín para dar con ela na rede.
Despois desta lería aí
a deixo para que fagades memoria. Sobre todo os do grupo de 3º B. Eu
era o que empezaba na lista e seguíame un Gomez e despois Gonzalez
Gil.O texto completo e o seguinte:
"A
lo largo del siglo V tuvo lugar la desmembración del Imperio de
Occidente. El latín iba a perder desde entonces todo su enorme valor
de lenguaje común a múltiples pueblos. Reducido el radio de acción
de cada uno a su propio territorio y desapareciendo así la necesidad
de mantener relaciones con Roma o con otras ciudades lejanas, ya no
era indispensable el sostenimiento de una lengua universal.
(Así,
las comunicaciones entre Hispania y Roma eran entonces muy difíciles,
pues el Mediterráneo estaba dominado por piratas. San Gregorio, en
una de sus cartas a Recaredo, se lamenta de no encontrar quien se
atreva a emprender un viaje a España. La felicitación del mismo
papa a Recaredo por su conversión llegó a éste en 591, o sea
cuatro años después del acontecimiento. He aquí, pues, un ejemplo
del aislamiento en que Roma se encontraba.)
Al
fenómeno de desintegración política acompañaba, naturalmente, el
de la decadencia cultural, y como el instrumento de la cultura es la
lengua escrita, y ésta, a su vez, es el freno natural del lenguaje
hablado en su tendencia a variar, el latín vulgar, libre de trabas
gráficas y desligado de su primitiva función universalista, acentuó
su evolución.
Los
nuevos pueblos, que se fueron formando agrupándose según sus
privativas condiciones políticas o de raza, clima y vida social,
entregados a su propia energía vital y sin la suprema dirección
centralizadora de Roma, imprimieron al latín vulgar una marcha
evolutiva uniforme en cada uno de ellos y, por lo tanto, múltiple o
diversa en el conjunto de todos.
Y
así se fueron formando las varias lenguas modernas o romances, que
son el español, italiano, portugués, francés, provenzal, rumano,
dalmático, rético y sardo hijas todas, por tanto del latín.
Objeto
de nuestra atención será tan sólo la historia de la evolución del
latín vulgar de España, hasta formarse la lengua de Castilla.
En
409 entran en España diversos pueblos germánicos: los suevos que se
establecen en Galicia; los alanos en la Bética y los alanos en la
Lusitania y Cartaginense. En 415, otro pueblo germano, los godos,
originarios de las orillas del Báltico, irrumpen en la Península.
En 476, Eurico organiza, independientemente ya de Roma, un reino
godo. Desde 507, es Barcelona primero, y Toledo después, la capital
de una nueva monarquía goda que llega a su esplendor con Leovigildo
(573-586) y todavía más con su hijo Recaredo (586-601), restaurador
del catolicismo e instaurador de la igualdad jurídica entre la raza
goda e hispánica, que entonces se fusionan.
Porque
hasta Recaredo, una profunda división existió entre ambas razas,
originada principalmente por el arrianismo de los godos y el
catolicismo de los hispano-romanos. Hoy mismo hallamos en la
Península pueblos que conservan el apelativo de godos, frente a
otros que conservan el de romanos, aludiendo a primitivos núcleos de
uno y otro bando:
Así,
recuerdo de estos últimos son: Romanos (Z), Româs, Romao
(Portugal), Romanillos (So, Gu, M), Romanones (Gu) y Romancos (Gu).
Recuerdo de colonias visigóticas son, en cambio: Gudé (Lu, C),
Vilagude (Po), Aldegode (Po), Valgote (C), procedentes de genitivo
singular “goti”; Godos (Te, As, C, Po, Braga), Revillagodos (Bu),
del acusativo plural “gotos”; Villatoro (Bu), Toro (Za), Gotor
(Z), del genitivo plural “gotorum”; Goda (Coruña y Portugal) y
Palacios de Goda (Av), quizá de un colectivo vulgar “guta”
(colonia de godos); Godones (Po), de “gutones”, como los llamaba
Plinio (compárese Romanones); Godín y Godíns (Portugal), Gudín
(As), Godina (As) de una forma sufijada “gotinus”, lo mismo que
Godojos (Z), de “gotuculos”. (Sobre el apelativo “godos” en
la península cfr. E. Gamillscheg, Historia lingüistica de los
visigodos, RFE, 1932 y otras).
La
misma resistencia a la fusión entre romanos y germanos existiría,
al principio, con los suevos cuyo simple apelativo consérvase en
nombres de lugar diseminados por lo que fue antiguo reino suyo hasta
su conquista por Leovigildo. Y así, aparecen Suebos y Suegos (seis
lugares en La Coruña), Suebos de Abajo, Suebos de Arriba, San Manuel
de Suebos, San Martín de Suebos (todos también en Coruña) y puerto
de Sueve (As).
De
los vándalos (que en 429 abandonaron por Tarifa la Península) queda
el nombre de Andalucía, derivado de Andalus, nombre que a la Bética
y a España en general dieron los árabes al denominarla por el
nombre vándalos de sus primitivos moradores.
De
los alanos queda memoria quizá en el toponímico Villalán (Va) y
Puerto del Alano (Hu) (paso del Pirineo en Huesca).
Mas
godos y romanos terminaron por fundirse en un solo pueblo, y de ello
son testimonio los muchísimos nombres de persona germánicos que los
españoles conservamos: nombres de pila como Alfonso, Alvaro, Ramiro,
Ramón o Raimundo, Elvira etc., proceden de los que ellos llevaban, o
sea de Adefons, Alewar, Raginmar, Raginmund, Gailivira,
respectivamente; nombres inmortalizados, luego, por santos góticos o
románicos, pero con nombres germanos. (Sobre este tema hay un
estudio de Sachs, “Die germanischen Ortsnamen in Spanien und
Portugal”).
Otros,
que no han pasado al santoral, perduran , en cambio, como apellidos,
gallegos, catalanes o castellanos: por ejemplo, Baamonde (segundo
apellido del caudillo F. Franco), de Boamund (mund, protector o
defensor, hoy en alemán mündig, emancipado o mayor); Magallanes, de
Magillanis; Beltrán, de Bertrand; Bermudo, de Bermund; Guzmán, de
Gotesman, buen hombre (compárese con Guzmán el Bueno, especie de
tautología); Manrique de Manrich; Recasens, de Rekesind; Orfila, de
Vulfila (nombre de un famoso obispo visigodo); o los patronímicos
tan corrientes: Gómez, de Guma; González, de Gonzalo o Gonzalvo, y
éste, de la forma gótico-latina Gund, combate, y del latín
salvus.
Otros
hay, en fin, que no perduran como onomásticos, pero sí en cambio
como nombres de lugar, los cuales aludieron a godos famosos, dueños
o jefes de primitivas haciendas o colonias. Pasa de dos mil el número
de lugares que en la Península conservan tales nombres godos de
persona. Se encuentran, sobre todo, en Galicia y Norte de Portugal, y
en menor cantidad en Cataluña y Burgos. Hacia el sur los ejemplos
son rarísimos, ya que los musulmanes hicieron desaparecer todo lo
que pudiera recordar el dominio de la España goda, replegada al
Norte.
Es
curiosa la frecuencia con que aparecen nombres de reyes godos:
Adaulfe (Lu), de Ataulfo; Castrogeriz (Bu) y Villageriz (Za), de
Sigerico; Allariz y Ariz (Or) de Alarico; Vigil (As) de Leovigild;
Recaré (Lu) y Recarey (Or) de Recaredo; Guitiriz (Lu), de Witerico;
Gondomar (Po y Portugal), de Gundemaro; Villa-Sinde (Le), de
Suintila; Bamba (Va), de Wamba; Guitiza (C), de Witiza.
Que
aludían a los reyes godos no se puede dudar en el caso citado de
Bamba (donde, según tradición, fue proclamado rey) o en el de Sta.
María de Recapel, ermita situada en la confluencia del Tajo y el
Guadiela (Gu), donde Leovigildo levantó la ciudad fuerte de
Reccopolis, en honor de su segundo hijo Recaredo.
Entre
los nombres de no tan noble alcurnia recordemos Castellganí (B), de
Galindo; Castelladral (B), de Aderald; Villafruela (Bu), de Froyla;
Castrocontrigo (Za), de Castrum Guntherici, como Villagondriz, (Lu) y
Gunturiz (C); Villatuelda (Bu), de Teodila; Villafáfila (Za), de
Favila; Fuenteguinaldo (Sa), de Winibald; Guisando de Wisand.
Hay
también toponímicos que quizá se refieran a nombres de reyes de la
dinastía sueva; así Recelle (Lu) parece referirse a Rekila
(441-448) y Tuimil (Lu y Po) a Teodomiro (559-570).
Los
germanos hablaban sus propios dialectos, llamados a desaparecer. El
principal, o sea, el gótico, lo hablaban en 507 los doscientos mil
godos que formaban el reino. Mas el latín fue desplazando muy
rápidamente todos los dialectos germánicos. Eurico utilizaba ya,
aunque mal, el latín como lengua diplomática.
La
latinización de estos pueblos fue tan intensa y completa, que en
todo el territorio europeo de habla latina, ocupado por ellos, fueron
muy pocas las voces que de los visigodos pasaron al latín de
entonces. De ellas hay algunas que sólo las conservó nuestra
Península, como si hubieran sido introducidas por ellos
directamente; tales son: aleve (traidor), ganso (gans en el actual
alemán), luva (guante de cuero), escanciar, espuela, tapa, ataviar,
tascar, triscar, tregua.
Otras
se encuentran hoy, de manera independiente, en la Provenza y en la
Península y parece por su extensión geográfica como si nos
hubieran venido antes, cuando la corte visigoda pasó el Pirineo para
establecerse en España; tales son: brotar, hato, agasajar, parra,
rico, sera (espuerta), estaca, estampido, talar.
Otras
se encuentran más extendidas (en España, Provenza, Italia) y
parecen más antiguas, como son: bramar, albergo (albergue), grapa,
randa, rapar, guardia y guardián, aspa, ropa.
En
fin, de época romana pueden ser: fieltro, guisa, cofia y arpa,
algunas recogidas ya por escritores lattinos."
Pois,isto é xa da miña colleita,paréceme que igual que lle pasou ao imperio romano ao longo do seculo V,estanos a pasar a nós ao longo deste que nos están a desmembrar o estado dos dereitos e do benestar.Non llelo debemos consentir.Hai que rebelarse.Como di o médico que me trata:"Se hai diñeiro para os bancos tamén o ten que haber para as persoas que son mais importantes".Un saúdo para todos.Rafael