A CUENTO DE
LA ACTUALIDAD
“España contra Cataluña”, no augura un simposio neutral-como
requeriría la pretensión académica de los que van a reunirse. Pero en lugar de
insultar o denigrar el hecho (y las personas) ¿por qué no hacen otro posterior
aquellos que “tienen la verdad” para que los mismos que debatieron en “línea coincidente” lo hagan luego en
ambiente plural y con la puerta abierta-si lo desean-con quienes dicen tener
mejores argumentos?. Tal vez puedan demostrarles estos que “los agravios” de épocas
pasadas los sufrieron otras Comunidades en mayor grado; en contextos no
democráticos y cuando el mundo giraba sucesivamente en sentidos diferentes.
Si Cataluña-por su cercanía a Europa, por su mayor desarrollo
industrial, la superior complejidad de sus estructuras económicas y
sociales-tiene inquietudes, necesidades o disfunciones que dentro del marco
legal español actual le hacen sentirse mal
¿por qué no se escucha su queja en lugar de atribuirle, por principio,
la voluntad egoísta del que quiere sacar ventaja? Tal vez se llegue a la
conclusión que el gobierno central tiene demasiado poder (o que está
condicionado por intereses de partido) y que las Comunidades Autónomas poseen
insuficiente influencia en aquello que va a afectarles. Que o bien el Congreso
o el Senado (si ha de persistir) deban concebirse de otra manera para que den “más
cancha” a esas voces periféricas, para que sus legítimos intereses se tengan
más en cuenta; se fiscalicen mutuamente unas a otras, haya más coordinación y
aporten mutuamente experiencias enriquecedoras para todos. El Congreso (y el
Senado, pero en este caso muy reducidos) no deberían ser meras cámaras
legislativas sino también orientadoras del Ejecutivo y laboratorio de ideas en
comandita (o altavoz suyo, al menos), para un mejor legislar. Tal vez se llegue
a la conclusión que hay que reformar a fondo el reglamento de las Cámaras; o la
ley electoral, para que “un ser humano, un voto” tenga mejor traducción; y que-para
contabilizar estos dentro del parlamento-se tenga en cuenta también el PIB
correspondiente para que el carácter determinante que la economía tiene pueda verse
reflejado allí donde se va a legislar para condicionar su desarrollo. Dar más
protagonismo a quienes más “tiran” de la economía no es concederles privilegios
sino promover y estimular la
competitividad del conjunto-si se hace desde el diálogo y la concertación. Para
evitar las tensiones regionales o partidarias, la figura que vengo proponiendo
del TRIBUNO DEL PUEBLO (la del DEFENSOR está demasiado devaluada y
empequeñecida)-cuña entre el poder interesado de los partidos y garante de la
neutralidad de los jueces y funcionarios-se pondría por encima de las partes y
poderes en favor del interés general.
La solución está en el
cambio de estructuras (las que resulten mejores para bien de la Justicia), no
en los apasionamientos ni en los desmadres vociferantes.
Los pueblos necesitamos un poder que evite la manipulación de
los caciques y aquel, unas estructuras que lo ilustren, lo controlen y neutralicen-para
que no se desmande o desbarre en la desorientación.
…Y, llegados a este punto de no vuelta atrás ( porque los independentistas no darán un paso atrás- va en su ADN- ), tan sólo caben dos posiciones: o bien, se les exigen responsabilidades penales o civiles a quienes nos metieron en este atolladero; o, se suprime la autonomía díscola, que ya no quiere formar parte de España.
ResponderEliminarEntiendo, que esto último, no sería lo más acertado, puesto que, o bien suprimes todas, o habrá que seguir como hasta ahora, en tanto no se modifique la Constitución.
Si, en su día, estos señores, que ahora claman por la independencia, se saltan a la torera su juramento o promesa, de que cumplirían con las reglas de juego contempladas en la Constitución, alguna responsabilidad tendrán, digo yo, cuando están quebrantando su juramento o promesa.
Qué mayor ofensa hay para un país, que fomentar el odio entre sus regiones y sus habitantes, y pedir, luego, para más INRI, su independencia ? Cualquiera de nosotros que pisoteara o quemara la bandera nacional, o insultada gravemente a la persona del jefe del estado, se enfrentaría a un juicio y tendría que pagar por ello. Y, esto, que es muchísimo más grave que todo eso…¿ no pasa nada ?
En fin, ver para creer.
Antonio Puertas
Con las prisas de llegar a la representación del grupo al que pertenece mi nieto en el colegio,no firmé el texto.Aprovecho para desearos felices fiestas.Espero que mi tocayo siga mejorando (tiene más de una fan en mi familia que quieren verlo pronto diciendo "su misa")..Pasaré ahí unos días.para acompañar a mi suegra enferma y al hijo al que le sedujo "o embruxo da terra". Andrés L. Amboage.
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