DEBATE SOBRE
EL ESTADO DE LA NACIÓN
Cada día tengo más claro que para ejercer de gestor público
hacen falta estas condiciones básicas: la actitud (y aptitud) para buscar el
Bien Común; y la Voluntad de Verdad ( en íntima conexión con las anteriores.) Pues
bien-una vez más-ni unas ni otra cualidades observé en el “Debate” del Estado
de la Nación.
Yo creía que debate es sinónimo de controversia y que tales
actividades implican voluntad de “ver” y evaluar las razones del otro para
tratar de encontrar en común la solución para el bien general que-supuestamente
-se busca desde la conciencia de las propias limitaciones y miopías. En su
lugar constaté: el empecinamiento de los partidos mayoritarios en no reconocer
las propias culpas en la generación y desarrollo de la hecatombe económica y
social presente-en medio de omisiones, verdades a medias y mentiras manifiestas;
y el repetitivo y hastiante “tú más”-utilizado como mecanismo de
autoprotección. Vi a los partidos minoritarios-revestidos de la túnica de inocencia
que proporciona la lejanía del poder-decirle notables verdades al jefe del
ejecutivo; y las respuestas displicentes-desde una actitud altanera-de quien se
cree revestido de una superioridad proporcionada por la mayoría absoluta en la
Cámara; como si la hubiesen obtenido tras debates sinceros y honestos, con
razonamientos traducibles en realizaciones verificables, y no por el uso masivo
de la publicidad y la propaganda despersonlizantes. Vi a todos hablar para la ”galería”; y los percibí instalados cómodamente
en el mismo “polideportivo”. No les vi apuntar-en ocasión tán singular-a los
cambios estructurales que afectarían a la concepción de la economía, de las
instituciones; a los comportamientos y a los instrumentos de control para
evitar en el futuro crisis como la que nos atosiga: el mal gobierno, la
arbitrariedad e incompetencia de los gestores, la corrupción; la (i)rresponsabilidad
social de políticos, empresarios y banqueros, que les permite mantenerse en el
camino trillado del “ladrillo” y el turismo
como manera fundamental de organizar la producción…No les oí proponer reformas
constitucionales que favorezcan tales remedios, ni cambios legislativos de
calado. Aprecié-junto a intentos de
“barrer para casa”- “parches”, propuestas de medidas puntuales-genéricas y
conformistas con el sistema-que además de revelar falta de ideas están lejos de
conectar con las necesidades perentorias de la ciudadanía.
Yo le pido al sr Rajoy que retire su hipócrita gratitud por
mi “contribución” a la salida de la
crisis. No es voluntaria sino forzada. Usted no solo me ha tocado el bolsillo
como jubilado. Ha desacreditado el estado de derecho con su comportamiento. Por
que, además de hacer lo contrario de lo que prometió-a conciencia de que
mentía-habiendo cumplido yo mi parte del trato, a saber: cotizar para que otros
tuviesen su pensión, usted me arrebató un derecho adquirido a percibir la
propia en concordancia con el IPC, mientras favorece-a mi costa-a los actores
necesarios del desastre, al tiempo que se prepara-según dicen los expertos-para
salvar mediante un nuevo banco malo, esta vez, a los empresarios. En los males:
“todos hermanos”. En la abundancia: “sálvese el que `pueda”. ¿Marca España, por
una parte, y ética capitalista, por otra?
Andrés L. Amboage
No hay comentarios:
Publicar un comentario