ATIZANDO FUEGO ( San Valentín )
Atizando estaba el fuego
en mi cocina caliente,
cuando, de su boca hiriente,
se asomó la de dondiego
invitando a este ciego,
a saldar, por pendenciero,
el ardor de mi puchero.
Mi honor cayó con talegos,
tributo de los arrieros
que apagan fuegos en cuero.
Quietas quedaron las aguas,
heladas en su reguero,
y, con el tizón de arriero,
se encaró a San Valentín
por quedarse sin el tilín
del bullicio de la pota,
que la tomó a chirigota
sin reparar en dondiego,
- culpa de quedarse ciego -
y frito con su marmota.
Antonio Puertas
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